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Demonios en Grecia

Consideraciones generales

En la religión griega la naturaleza de los Dioses no difería demasiado de la de los humanos, los dioses tan solo eran inmortales, pero sus acciones eran bastante parecidas a las de los mortales que lideraban. Y es que estos dioses no se presentan como creadores del cosmos, sino como parte de él. Los primeros dioses eran poco más que fuerzas naturales surgidas del caos primigenio, inmortales sí, pero para nada omnipotentes. Fue una sucesión de líderes del universo, hijos que derrocaban a padres, hasta que Zeus le puso fin engullendo a su amante Metis. Los olímpicos eran amos del universo, si no fuera por los titanes, gigantes y Tifón.

Los dioses griegos no eran poderosos en demasía, como hoy concebimos a los dioses como Yahveh, sino que su fuerza tenía un límite. Su sistema era similar a una monarquía arcaica griega, organizada por una asamblea aristocrática formada por los dioses más importantes, pero ni estos siquiera decidían el destino del mundo, ya que incluso los propios dioses estaban subyugados bajo la fuerza del destino, como una especie de ley natural inamovible e incontrolable. Eran humanos pero con más poderes, ni siquiera tenemos claro que fueran del todo inmortales. Podían sufrir como los humanos o ser atormentados.

Aunque se buscaba darles una imagen de salvadores y justicieros, los actos de ciertos dioses negaban esta versión por completo, pues pueden ser buenos y crueles como el que más. Por ello algunos filósofos como Platón prohibieron y catalogaron de blasfemo la visión poética de los dioses, pues eran mentiras que desviaban la atención y confundían el alma. Otros, sin embargo, se definieron como ateos, aunque esto fue minoritario. Aunque una secularización paulatina se fue gestando, no se borró por completo el efecto religioso, además, la oligarquía veía en la religión un elemento importante de terror y persuasión que era vital para su supremacía.

Lo demoníaco

 El tártaro

Aquellos que se opusieron a la hegemonía de los olímpicos con pretensiones de ser amos del universo, fueron demonizados y maldecidos. Eso no significa que fueran distintos a ellos físicamente o en esencia, pero sí en ideales y objetivos. Muchas veces los enemigos de los dioses pertenecían a una generación anterior que fue derrocada. En este caso no encontramos la rebelión de la creación contra el creador, sino de padres contra hijos. De todas formas, sean estos enemigos quienes sean, gigantes o humanos, su diferencia con los olímpicos era mínima.

Tampoco entendemos en este contexto lo demoníaco con lo necesariamente malvado, lo que si podemos afirmar es que eran malvados a ojos de los gobernadores, pues peligraba con su sola existencia su poder. No eran especialmente hostiles con los humanos, a pesar de que castigaban ciertos delitos humanos, no eran antagonistas de la raza humana, sino solo los que efectuaban los castigos a los malvados según la ley (lesa majestad). Es más, todo lo contrario, los humanos vivieron de mejor manera cuando los "demonios", los titanes dominaban, durante la época del reino de Cronos, titanes y humanos eran comensales. Toda esta felicidad y buena voluntad acabó con el "nuevo orden mundial" de Zeus, fue perjudicial para humanos y titanes por igual. Zeus separó estas conexiones afectivas de un plumazo, los humanos dejaron de ser amigos de los dioses y pasaron a ser subordinados, algo que nos puede recordar a sumeria, cuando los sumerios eran amigos de los dioses y su creador, Enki, pero luego Enlil quiso dominarlos. También nos encontramos con el diluvio universal, enviado por Zeus (Enlil), pero por suerte Prometeo (Enki) logró salvar a Deucalión y su esposa.

En este contexto, podemos concebir a los demonios como figuras heroicas que se enfrentan al poder dictatorial de los dioses advenedizos, bajo cuyo dominio los humanos fueron duramente castigados y torturados. La figura de Prometeo, el personaje más "satánico" de la mitología griega, a la par que es el más heroico, es el más simpático: él, que se sacrificó para ayudar a la humanidad, para salvarla y les dio el conocimiento (el fuego). La figura de Prometeo es interesante, pues no atentó contra la supremacía de los olímpicos, sino que solo quería acortar el despotismo que ejercían sobre los humanos y ayudar a las criaturas oprimidas a liberarse ligeramente de esta opresión.

Los rivales de los olímpicos

Los titanes



Curiosamente el autor los pinta con mariposas, como las alas de los ángeles rebeldes. Símbolo de Enki, por cierto.
Seis de sexo masculino y seis de sexo femenino, hijos de Gea y Urano, para quienes no los conozcan: Océano, Ceo, Hiperión, Crío, Jápeto, Cronos, Tetis, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Dione y Tía. Cronos mutiló a su padre y asi los titanes obtuvieron plenos poderes, tan solo Océano, que luego se aliaría con Zeus, se negó en rotundo.

Cronos, en su obsesión por el trono, devoró a todos sus hijos, pues una profecía decía que su hijo le destronaría. Pero Rea, su mujer, desesperada, dio a luz en secreto a Zeus, quien más tarde obligó a su padre a regurgitar a sus hermanos. Diez años duró la guerra entre padres e hijos, olímpicos y titanes. Finalmente los olímpicos consiguieron la victoria al dejar salir del Tártaro a los hermanos de los titanes, los cíclopes y los hecantoquiros. Los titanes fueron apresados en el Tártaro bajo la vigilancia de los que antes habían sido prisioneros de ese mismo lugar, por sus propios hermanos titanes. Algunas titanes femeninas fueron neutrales y, como Temis, se pusieron de parte de Zeus.

Por ello, esta raza podría concebirse como ángeles caídos, demonios vencidos por los dioses que caen al Tártaro para ser castigados, al igual que Lucifer y los rebeldes. También encontramos paralelismo, aunque no demasiado entre la lucha de los dioses sumerios y esta mitología griega, ya que la lucha por el trono era obvia, sobre todo entre Enki y Enlil, pero en esta mitología, los dos hermanos son Poseidón y Zeus, respectivamente. Aunque si es verdad que el triunvirato (por así decirlo, o la trinidad) pasaba de padres a hijos, primero fue Anu-Enlil-Enki, luego Shamash-Sin-Inanna. Quizá es esta herencia la que nos explica este mito o quizá, sin temor a equivocarme, intuyo que este mito se refiere sobretodo a la batalla entre dioses antiguos y Anunnaki, de la cual Marduk fue líder.

Siguiendo con los titanes, por los humanos solo eran vistos como dioses benevolentes y amables. Por ello, a diferencia de la religión judeo-cristiana, en la que el diablo es enemigo de todos, aquí, en el contexto griego, nos encontramos con que el mayor enemigo es el propio Zeus. Precisamente Prometeo, un titán, sería el mayor rebelde contra Zeus, el que identificamos como Satán/Lucifer o Enki.

Los gigantes

Habían surgido de Gea al caer sobre ella la sangre de Urano, cuando su hijo Cronos le cortó los genitales (relato que nos recuerda a la herencia de títulos y tronos en la mitología sumeria, cuando Enlil le "arrancó" el cetro a su padre, relacionada también quizá con el mito de Osiris y Seth, o incluso Seth y Horus, pero con ligeros matices). Eran enormes y con una fuerza descomunal, pero eran vulnerables a la muerte si lo hacían un dios y un humano a dúo.

Una vez los titanes fueron enterrados, los gigantes quisieron vengarse, para la derrota de estos seres fue necesaria la intervención de Hércules. Los gigantes muertos fueron encarcelados en el Tártaro, a excepción de Atlas, que fue obligado a cargar la bóveda del cielo.

Como vamos viendo, los dioses olímpicos, dioses supremos por antonomasia comparables a Yahveh, son ante todo dioses malvados y crueles, que solo buscan poder y que para nada sus acciones benefician a los humanos, ni simpatizan con ellos. Podemos ver entonces de donde se saca el mal genio la Biblia de Yahveh, sin duda de estos relatos "paganos", que han sido interpretaciones, reinterpretaciones y mímesis de un mismo relato, quizá sumerio o incluso anterior.

Tifón

 

Tifón, ¿será la postura de sus brazos casual?
Gea hizo surgir a Tifón, hijo suyo, del Tártaro, un enemigo ideal para Zeus, pues este dios tenía cien cabezas de serpiente o dragón, con lenguas como dardos. Los dioses olímpicos huyeron nada más verlo, solo Zeus se enfrentó a él, pero fue derrotado, Tifón le cortó los tendones de brazos y piernas y lo aprisionó. Sin embargo, Hermes y Pan devolvieron los tendones a Zeus y este recuperó la fuerza, volviendo a combatir pues con Tifón, hasta derrotarlo y aplastarlo lanzándole el monte de Etna.  Tras esto, ningún otro ser se dignó a toser a los olímpicos.

Prometeo, el bienhechor de la humanidad

Hijo de Jápeto y la oceánide Clímide, por lo tanto su origen era marino. Viendo a sus hermanos perecer ante Zeus, fingió amistad con él, para la venganza y para la ayuda a sus queridísimos humanos. Zeus decretó que la relación de amistad entre humanos y dioses había acabado, los mortales debían hacer sacrificios y Prometeo fue el elegido para hacer el reparto de animales sacrificados.

Prometeo dividió en dos el animal sacrificado, una parte sería para los humanos y otra para los dioses, pero Prometeo le tendió una trampa a Zeus y este, al descubrir el engaño, le quitó el fuego a la humanidad. Pero pronto Prometeo robó el fuego y se lo devolvió a los seres humanos.
El castigo de Zeus contra los hombres, que hasta entonces eran solo varones, fue enviarles la caja de Pandora, la primera mujer. Pandora, curiosa, seguro abriría la caja, y así fue, así que de ella salieron todo tipo de iniquidades. Esa maldad fue el pretexto de Zeus para enviar un diluvio universal a los seres humanos del cual solo se salvaron dos, Deucalión y Pirra, gracias a los consejos de Prometeo, que les comentó que construyeran una nave.


Como veis, hasta aquí podemos ver que este personaje, Prometeo, es Enki mismo, los mitos son los mismos solo que con ligeras diferencias. Zeus, que sería el malvado Enlil, habría odiado a la humanidad, haciendo el viejo truco auto-ataque en plan estados unidos y las torres gemelas, para tener una excusa para aniquilar a los humanos, ¿sería esta la razón por la que Enlil les envió el diluvio? Ya que en los mitos sumerios él no da razones, lo hace por placer. Prometeo, al igual que Enki, avisa a un humano de el diluvio y le insta a construir un arca o una nave. Por otro lado, tenemos esa ayuda de Prometeo, muy parecida a la de Enki, que desafía a su hermano para dar el conocimiento (el fuego) a la humanidad y para darles preferencia (el mito del animal sacrificado) por encima de los dioses Anunnaki. Enlil, como siempre, castiga tanto a la humanidad como a Enki.

Como bien sabemos, el final del mito de Prometeo es que Zeus le encadena en el Cáucaso y le envía cada día un águila que le devora el hígado, mientras duerme, el hígado se regenera, para que al día siguiente pueda repetir el suplicio. Prometeo, en vez de suplicar, con valentía se enfrenta nuevamente a él, gritándole que conoce el secreto de su ruina: un día, él sería derrocado y enviado al tártaro. Zeus le prometió la libertad si lo rebelaba, pero Prometeo se negó en rotundo. Esto nos recuerda mucho a ese encarcelamiento de Enki por parte de su hermano, convertido pues en el malhechor de la humanidad, Satán, dejándole a la altura de un rebelde cruel y maligno. Enlil, ya que odiaba y amaba por igual a su hermano, en vez de matarlo, solo le castigó y lo hizo esclavo de los designios de Enlil, como ocurre con Prometeo, que es incapaz de moverse (inmovilidad de acción) y actuar a favor de la humanidad.

Después de mucha tortura, a Prometeo lo salvó Hércules, que pasaba por allí y lo liberó, matando al águila. Zeus, en vez de enfadarse, vio una oportunidad para reconciliarse con él y que este le revelara el secreto. Cuando Zeus lo supo, envió a Tetis a casarse con un mortal, Peleo, del cual nacería Aquiles.

Según un mito tardío, Prometeo habría sido el creador de la humanidad, modelando a los primeros humanos con barro, una mezcla entre tierra y sus propias lágrimas. Algo muy parecido al mito sumerio, en el cual Enki es el creador por antonomasia.  Sin duda, Prometeo es uno de los mayores héroes benefactores de la humanidad, recordado por siempre y adorado en cierto modo por Esquilo en la edad de oro primordial del progreso griego. Esquilo muestra a Prometeo como un civilizador, que enseña y da sabiduría, tal y como nos cuentan los mitos sumerios sobre Enki y sus Apkallu.  La dictadura de un dios malvado, Zeus o Enlil, y la valentía que se enfrenta al miedo de caer y perecer, Prometeo o Enki. 

No podemos culparle de revelarle el secreto a Zeus, el único que nos separa de la verdad, del conocimiento y la libertad, solo podemos agradecerle lo que hizo, recordar sus hazañas y darle gracias por esos treinta mil años soportados sin pronunciar palabra a favor de Zeus. Lo bueno que podemos decir de Zeus, es que él si cumple su palabra de no liberar nunca a Prometeo,  ya que al liberarlo le pide que lleve siempre un anillo hecho de metal con las cadenas que llevó, mientras que Prometeo al final fue vencido por el dolor y el miedo.



Seguramente, las razones por las cuales el mito de Prometeo no tuvieron el final deseado por los admiradores modernos, fue porque la rebeldía en el contexto griego era impensable. A pesar de poseer una democracia, el pueblo no era del todo considerado en la política, así que mostrar la imagen de un Prometeo rebelde hasta el final podía hacer peligrar e inspirar al pueblo para atacar al estado, como hizo Prometeo, por ello al final del mito los griegos decidieron hacerle ser vencido por Zeus, el dios divino. Para que la gente aprendiera que siempre te tienes que someter al poder dictatorial del dominador.

Humanos que desafían a los dioses

Ixión

Se convirtió en el rey de los lapitas desposandose con la hija del rey, le prometió grandes cosas pero nada más casarse la precipitó traidoramente a un foso lleno de brasas. Por aquel entonces asesinar a un familiar era impensable y jamás había pasado, fue reo de perjurio y nadie quiso purificarlo, salvo Zeus.

Así pues Ixión conoció a la esposa de Zeus, Hera, a la cual se benefició gustosamente, de esta unión nacieron los centauros. Zeus, al enterarse, le mandó al Tártaro para ser atado a una rueda ardiendo que giraba sin cesar.

Tántalo

Era un hombre alegre y entusiasta, tanto que hasta los dioses iban a visitarle y a comer con él. Quiso saber si realmente los dioses lo sabían todo, así que mató a su hijo y lo puso a servir en la mesa. Todos los dioses se dieron cuenta de que era un banquete antropófago y se negaron a comer, solo Deméter, apenada por el rapto de su hija Perséfone por Hades, comió un poco, despistada y desviada por la pena. Los dioses resucitaron al hijo, colocando una pieza de marfil la zona engullida por Deméter y Tántalo fue enviado al Tártaro, donde fue sometido a una tortura de hambre y sed infinitos.

Niobe

Era hija de Tántalo, mujer muy fecunda que dio a luz a muchos hijos. En un arrebato de soberbia, proclamó su superioridad sobre la diosa Leto, que solo tenía dos hijos. La diosa, ofendida, pidió a sus hijos Artemisa y Apolo que la vengaran. Ambos mataron a todos los hijos de Niobe, mientras que esta fue convertida en roca, aunque otros dicen que en nube. ¡Que rencorosos los olímpicos y que poca autoestima, que enseguida se sienten ofendidos por palabras mortales! ¿No creéis? Sin duda, cruel.

Sísifo

Un mortal muy astuto, funfador de Corinto. Fue quien le contó al dios-rio Asopo que Zeus había sido el raptor de su hija Egina. Zeus, para vengarse, envió a Tánato, la muerte, para que se lo llevara, pero Sísifo, muy astuto, consiguió capturarlo y encadenarlo, con lo cual ningún mortal murió durante ese periodo. Zeus obligó a Sísifo a liberarlo y su primera víctima fue, obviamente, Sísifo, pero este, muy previsor, le pidió a su esposa que si esto pasaba, que no le dieran honras fúnebres. Sísifo fue a Hades a quejarse de su mujer le había privado de un buen funeral, Hades, indignado, le permitió resucitar para castigarla y ordenar esas honras fúnebres. Cuando resucitó, se negó a volver y murió ya muy anciano. Cuando esto ocurrió, fue castigado a un trabajo sin fin.

Belerofonte

Era de  Corinto y nieto de Sísifo. A causa de un homicidio involuntario se exilió y marchó a Tirinto, ya allí el rey Peto lo purificó de esa muerte. La mujer de este rey, Antea, se le insinuó a Belerofonte, pero este la rechazo. La mujer, ofendida por el desprecio, le dijo a su marido Peto que Belerofonte había intentado seducirla, con lo cual Peto lo envió con una carta a Licia, donde pedía al rey Yóbates que matara al portador del mensaje. Este, bloqueado por la ley de la hospitalidad, en vez de matarle, le enviaba misiones imposibles, con el objetivo de que muriera. Belerofonte salió victorioso de todas ellas gracias a que contaba con Pegaso, al que consiguió domar gracias a Atenea.  Yóbates, al ver que era un héroe protegido por los dioses, lo desposo con su hija y lo hizo heredero del trono.

Cegado por su éxito y por su orgullo, Belerofonte tuvo la osadía de pensar que podía derrocar a Zeus y reinar en su lugar, así que marchó al olimpo a lomos de Pegaso. Zeus, que podía haberlo fulminado de un soplido, tan solo envió a un mosquito. El mosquito picó a Pegaso en todas partes, haciendo caer al héroe al suelo, que no murió pero quedo eternamente tullido en vida. Zeus jamás lo castigó en el Tártaro, ya que le provocaba más irrisión que miedo sus pretensiones de conquista del Olimpo, que le venciera con un mosquito muestra, precisamente, lo mucho que debió carcajearse Zeus ante un enemigo tan insignificante.

Áyax

Áyax , el hijo de Oileo, participó en la guerra de Troya, era un pendenciero, cruel y arrogante. Durante la guerra violó a la sacerdotisa Casandra junto al altar de Atenea, por este sacrilegio los troyanos quisieron lapidarlo, pero se resguardo junto al mismo altar y se libró del castigo. En el viaje de regreso a Grecia, Atenea envió una tempestad, de la cual salió airoso y gritó con soberbia: "Sobreviviré pese a los dioses". Atenea, furiosa y fuera de sí, lo fulminó con un rayo de su padre Zeus. Dioses, tan impíos como los humanos, poseedores de sus pecados, tan niños como un infante, tan inmaduros como nosotros.

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