El pecado de la orgè
Demonio: AMÓN.
El vicio
Cólera incontrolable e irreflexiva, violencia excesiva e irracional. El odio controla este pecado y se incluyen faltas muy graves como el genocidio, el homicidio, la discriminación, el racismo, el machismo, homofobia, etc.
- Se relaciona con el egoísmo, ¿el pecado de la ira es disfrutar con el sufrimiento ajeno o incluso la falta inconsciente es digna de castigo? Un acto sin maldad no será pues pecaminoso, en cambio el odio y la rabia forman parte de él y todo acto que se haga bajo esta premisa sera acusado de irascible.
Pero precisamente es eso lo que ocurre, como que "no vemos la luz" y perdemos la conciencia durante esa pelea, esa discusión, nuestro cuerpo actúa por impulsos animales y dejamos de lado la razón. La venganza a veces no soluciona nada, sobre todo cuando nos cegamos por el calor del odio, es como una llama eterna que cada vez se aviva más, solo nos impedimenta nuestro objetivo, que es darle una lección a la persona que nos ha defraudado o traicionado. Cuando la venganza es desproporcional, se convierte en perjudicial para nosotros mismos. ¿No es el odio un sentiimento horrible? La indiferencia es sin duda mejor y no duele, porque el odio nos hace crecer como una maldición en nuestros interiores que nos consume, cuando odiamos a alguien es porque, en cierto modo, aún nos importa. Sin embargo la indiferencia no nos aporta nada malo.
Pero, ¿Dios odia tanto la ira? ¿Acaso ninguno de sus fieles seguidores cometió dicho pecado? Moisés, por ejemplo, mato lleno de rabia a un egipcio que castigaba a un esclavo, a parte de que rompió las tablas de la ley, porque otros estaban adorando a una vaca. ¿Ira, donde? Dios quizá perdona a quien quiere y castiga a quien menos. Y es que la ira es como una olla hirviendo; cuando comienza a salirse el agua no se sabe que pasará ni quien se va a quemar. A veces nos podemos equivocar y enfocar nuestra rabia a personas que no se lo merecen, por eso es indispensable saber hacia donde dirigirla.
La ira puede ser enfocada adecuadamente en pocas ocasiones, el pecado de la ira es el peor de todos, porque cuando se junta con cualquier otro, con cualquier sentimiento, lo destruye y eclipsa, surgen pues efectos terribles. La lujuria puede ser un pecado pasable hasta que se junta con la ira y se convierte en violación o incluso en un asesinato pasional. La ira puede convertir cualquier situación en muerte.
Se puede hablar de asesinato cuando nos referimos a la ira, pero la psicopatía no es lo mismo que dicho pecado. Todos somos en parte algo psicópatas, en mayor o menor grado, pero no asesinos, son dos cosas muy distintas. La psicopatía se relaciona más con la capacidad de tomar decisiones apáticamente. La ira produce cosas horribles sí, pero no todas son tan extremas como el asesinato, hay otros efectos que son igual de dañinos y penetran más en la sociedad: la ira verbal. El odio puede causar enemistad en amigos del alma, divorcio en parejas, puede separar lo inseparable en segundos. Y es que es más fácil romper que crear, y más cómodo, aunque no igual de satisfactorio.
Hay una frase que dice: "quién más tarda en enfurecerse es el mejor, quién más tarda en calmarse el peor". Esto es cierto, en parte, pero ¿no podría resultar esa indiferencia en una apatía exagerada? ¿Acaso está bien poner la otra mejilla siempre, tragar lo intragable, soportar lo insoportable? ¿Despreocuparnos totalmente de las infamias que nos dirijan está bien? ¿Acaso no hay un punto en el que debemos decir basta?
La virtud
![]() |
Equilibrio y justicia: evitar la amabilidad excesiva y la ira incontrolada. |
El amor a la venganza merecida. Como en la avaricia, poner la otra mejilla de nada sirve; has de cuidarte de en quien confías pues podrían destruirte. Si el caos es inevitable y la catástrofe te llega por parte de esas personas, que antes considerabas merecedoras de tu amabilidad, la elección más adecuada sería tomar cartas en el asunto y vengarte, en vez de llorar por tu desgracia.
Todo esto con el fin de hacerle pasar por tu misma suerte, que sufra lo que tú sufriste y que comprenda el daño que te ha hecho, para que no se vuelva a repetir. Algunas personas no son capaces de empatizar con los demás y entender el dolor, por ello merecen una lección, aprender una enseñanza.
La ira hay que descargarla o se enquista y acaba siendo un cáncer para nosotros, pero siempre contra quien se lo merezca, pues la ira desmedida puede también perjudicarnos. En algunas ocasiones, todos se merecen una bofetada, que, a tiempo, evitará futuras desilusiones.
Todos tenemos el karma en nuestra mente, ¿verdad? La imagen de un infierno ígneo castigador, las manos de un Dios cruel y sádico que esté dispuesto a ensuciarse las manos por nosotros y torturar a las almas impuras, que en su momento erraron. Dios se lo hará pagar, algún día irá al infierno, el karma le devolverá todo lo malo. Señores, he de deciros una verdad dolorosa que puede que no os guste: no hay nadie que castigue a los malvados. No, no hay nada de eso, el único que tiene potestad de juzgarte eres tú mismo, nadie más. La bondad y la maldad son objetivas, sería absurdo pensar que existe un ser superior que sea capaz de juzgarnos. Eso es creer en un Dios, porque para ser capaz de distinguir entre la verdadera bondad y la verdadera maldad, hay que tener algún tipo de superpoder. Para los humanos eso es casi imposible, nuestra única salida es una síntesis entre todas nuestras ideas y puntos de vista. Porque para lo que la araña es normal, para la mosca es caos.
La mentira ha sido engordada en demasía, el karma no existe, pero sí la ley de causalidad. No es que tú recibas lo que te merezcas, no, recibes algo, sí, unas causas de tus actos. Pero estas no tienen que ser necesariamente iguales a tu "primer golpe". Pensad un momento en un mundo así, en el que todos los que cometen actos deleznables son castigados por el karma y reciben su merecido, ¡sería un mundo perfecto! Pero no, eso no existe, ese mundo no es el nuestro. Aquí entra en juego la ley de atracción, atraes negativo si crees que realmente has hecho algo malo, por eso os decía que solo vosotros podéis juzgaros, porque es así, literalmente. Vuestra mente es la que os juzga, os castiga y manifiesta esa "mala suerte", la que atrae esas malas vibraciones que os causan desazón.
Y todo esto con el único objetivo de paralizaros, de haceros sentir mal, constantemente, que seais ovejitas mansas, que hacen caso a las órdenes y nunca se rebelan, sin rabia, sin reacciones, ni sonrisa, solo acciones, solo obediencia. ¿Es la venganza perjudicial? Depende. Hay personas, como ya dije, que se merecen un toque de atención, siempre hay que buscar una lección aprendida tras la experiencia. Pero existen ciertas personas que nunca aprenden, que siguen con sus acciones malévolas, con sus risas por la desgracia ajena, que nunca se preocupan por el ingente daño que hacen a los demás, solo por ellos mismos, ante esas personas una venganza desmedida por diversión es aceptable.
¿No conocéis a personas así? ¿Políticos que tienen la desfachatez de seguir delinquiendo y robando a su población, con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando de pisotear a los demás? Sí, esa clase de gente, esa gente que no te sueles encontrar normalmente en tu barrio o en tu ciudad, son gente con mucho poder, que aprovechan la mínima oportunidad para sobresalir. Porque es bueno vengarse, pero siempre con unas buenas razones, sobre todo si se hace de manera cruel. Podemos fijar nuestra vista sobre un pequeño objetivo y descargar toda nuestra rabia, pero sería injusto pensando que por encima de él hay algo peor, el verdadero culpable. Creo que consigo explicarme con claridad, ¿verdad? Es como quien descarga toda su ira contra una pequeña injusticia, sí, es una injusticia, pero... no le martirices, hay cosas peores que SÍ merecen ese castigo, esa crucifixión por tu parte.
Lo más importante de la ira es saber distribuirla correctamente, ahí es donde suele fallar todo el mundo.
¿Acaso no es una revolución causada por la ira? Sí, la ira contra el dictador, contra el opresor, ¿es esa ira un pecado? ¡Para nada! A veces la justicia no es justa, a veces las leyes no nos representan y no deberían ser la máxima, a veces lo mejor es acabar con todo y edificar un nuevo pais, un nuevo mundo, con unas normas nuevas. ¿No considerarían reyes, dictadores y gobernadores las revoluciones como perjudiciales y dañinas? ¡Obviamente, sus privilegios están en peligro! Pero la verdad sigue siendo la verdad, aunque solo haya una persona en el mundo que la predique. No todas las revoluciones se hicieron con la mejor intención y ninguna de ellas llegaron a lo que hubieran deseado, a veces las cosas se tuercen, pero más vale luchar por lo que uno cree e intentar mejorar la situación, que esperar sentado a la muerte. Como decía Hamlet ¿Ser o no ser? Vivir o morir, creo que todos sabemos la respuesta.
Incluso el mismo Satán es un ejemplo claro, él representa el mal, la ira, el origen de la maldad en el mundo. ¿Por qué, qué hizo Satán? ¿Acaso no fue Prometeo castigado por llevar el fuego a los humanos? ¿Acaso Enki no fue criticado por su hermano Enlil tras salvar a Ziusudra del diluvio universal? ¿Acaso no han fue Satán quien nos dio el conocimiento? ¿Es que la sabiduría en nuestras manos es inadecuada? ¡No, eso jamás! Porque al igual que un dictador te quiere ignorante para poder manejarte, un Dios te quiere estúpido para que no cuestiones sus actos deleznables.
Venganza en vez de sometimiento
No siempre hemos de ser amables, la amabilidad es cara, a veces el odio hay que soltarlo, porque es mejor que guardarlo dentro de nosotros y esperar a que se vaya. Cuando el dolor es fuerte, el odio nunca se va, cuando la injusticia es grande, la rabia se queda. Cuando las personas no cambian, la sociedad no avanza, y si nos dedicamos a esperar, nadie se mueve. Y estaremos eternamente en esta realidad esclavista, que nosotros mismos hemos creado. A veces hay que mover ficha, usar la violencia, para provocar un cambio significativo. Cuando se nos acaban las opciones, la ira es nuestra elección final.
0 Comentarios